¿Qué clase de líderes se necesitan en tiempos de crisis?

Para ser líder se requieren seguidores. El fenómeno de liderazgo sucede cuando de entre un grupo de personas que se enfrentan a un reto, surge un hombre o una mujer a quien se le brinda la confianza para seguir su dirección, ya sea ésta alcanzar una meta, resolver un problema crítico, o llevar a cabo una tarea en donde la colaboración y el talento de otros es necesaria para lograr un resultado colectivo.

Organizacionalmente, ser un líder no proviene del nivel jerárquico alcanzado. Emerge de la capacidad que cada uno de nosotros tiene, formal o informalmente, para generar la confianza y respeto de la gente.

¿Cuáles son esas cualidades del liderazgo para afrontar la crisis?

Desde mi punto de vista son las siguientes.

1. Auto-conciencia. Tener conciencia del papel tan significativo que los líderes formales e informales en la organización juegan en tiempos de crisis. Primero, se necesita reconocer que la gente los ve como líderes y deposita sus expectativas en ellos. Los líderes requieren esta auto-conciencia para ser los primeros en conocerse a si mismos: sus fortalezas y debilidades; y, entender el impacto motivador o desmotivador que su personalidad y comportamiento tiene en los que lo rodean, especialmente en el manejo de la calamidad.

2. Humanismo. Ser un líder humano en estos tiempos significa entender desde el punto de vista del otro su postura ante el mundo sin juzgarle. Ser humano es ser capaz de sentir empatía por el otro. Significa entender que otro ser humano posee sentimientos, preocupaciones y motivaciones, tal vez diferentes a las del líder. La clave es el vínculo emocional. Este se estrecha entre las personas, no solo entre la persona y la organización. Y, el líder, representando a la organización, demuestra su calidad humana al brindar la escucha activa del otro e identificar que es aquello que no dice para darle contexto, reconocerlo, hablarlo y traducirlo en una acción que lo lleve a desear superar el reto y hacerlo. Esto es particularmente importante en el manejo del estrés generado por la crisis y la expresión de las emociones asociadas con ello, de tal forma que se puedan procesar y encontrar una respuesta efectiva para superarlas y reencauzar la energía de la gente hacia un nuevo futuro.

3. Resiliencia. La resiliencia se puede definir como la capacidad y recursos personales que cada uno de nosotros posee para resolver una situación que nos genera un peligro extremo, es decir, una adversidad. Ser resiliente se origina en nuestros antecedentes genéticos, en nuestra historia de vida y en como hemos superado la adversidad en el pasado. Requiere que comprendamos nuestros pensamientos, emociones y fuerza física para influir en otros para lograrlo. Por ejemplo, muchos colaboradores trabajando en casa reportan sentir pérdida de su rutina, de su espacio vital, de su sensación de pertenencia a un equipo de trabajo y de tener que estar invirtiendo muchas más horas que las que acostumbraban en trabajar, teniendo que lidiar en adición con las tareas que requieren llevar un hogar y atender a sus familiares cercanos o estar absolutamente solos en confinamiento. En la crisis, nuestra propia resiliencia, es el mejor recurso para apoyar a los demás a través de nuestras acciones. Significa acompañar al otro en este proceso de resolución de la amenaza ante la adversidad y en que la persona pueda sentirse capaz de seguir adelante tanto emocional, como mental y físicamente.

4. Confianza. La confianza no solo se otorga, se gana. El líder precisa ganarse la confianza de sus colaboradores para alcanzar los resultados. ¿De qué forma es esto posible? Siendo genuino y sintiendo empatía por los problemas del otro. ¿Cómo cultivarla? Primero, entendiendo la posición del otro, sus motivaciones y preocupaciones. Segundo, habiéndola entendido, contrastando ésta con las nuestra. Tercero, estableciendo en conjunto acciones y límites que permitan al otro resolver por si mismo la situación, con el apoyo genuino del líder. Y sino se puede brindar este apoyo, decirlo con franqueza. La honestidad es la base de la confianza. En la crisis, hay que estar cultivando la confianza que otros nos tienen y dándole muestras concretas de que siguen teniéndola, a pesar de que no todas las expectativas que alguna persona deposite en nosotros o nosotros en ellos se puedan cumplir. Es decirle a quienes nos rodean aquí estoy, te acompaño, y confío que vamos a salir adelante.

5. Ser responsables de las consecuencias de nuestros actos. El término en inglés es “accountability”. En el lenguaje coloquial de nuestro México, es “dar la cara”. Significa que si hacemos una promesa, cumplirla. Si decimos que algo es importante, actuar en consecuencia. Si no podemos cumplir, ofrecer alternativas y no dar sorpresas. Ser responsables de nuestros actos demanda que seamos capaces de decir lo que pensamos sin temor a consecuencias, no obstante, con absoluto respeto de la integridad de la otra persona. Aquí nuestra capacidad de comunicar con claridad lo que pensamos, anticipamos, y deseamos que suceda es sumamente importante. Debemos hacer un alto en el camino y prepararnos para esto. Mientras más claridad en nuestra comunicación, mayor probabilidad de transmitir el mensaje. Y más allá, necesitamos verificar que nuestro equipo lo percibe similarmente. En la crisis, hablar de la realidad a la cual nos estamos enfrentando y sus consecuencias, es demostrar la responsabilidad que tenemos como líderes con nuestros colaboradores y asumir las consecuencias de nuestros actos. En la crisis, ser honestos y dar esperanza de que se pueden superar los obstáculos y dar un sentido de visión futura, es indispensable.

Las decisiones que los líderes formales de la organización están teniendo que tomar hoy son extremadamente difíciles, entre ellas, cerrar un negocio por falta de liquidez, solicitar una reducción en la compensación, eliminar posiciones o despedir a la gente para que la organización sobreviva, por mencionar solo algunas.

Como líderes, requerimos acompañarnos unos a otros durante esta transición tan retadora que estamos viviendo, y recordar que primero, somos humanos, y, que cultivando aquellos atributos de autoconciencia, humanismo, resiliencia, confianza y rendición de cuentas, podemos estar más cerca de nuestra gente y superar el desafío al que nos estamos enfrentando.